miércoles, 2 de julio de 2008

Coaching Personal Aplicado Relaciones Interpersonales


"Si tú no estás ahí, todo es para nada"

A menudo pienso que mi realidad depende de lo que yo construyo, pero la verdad es que ninguna realidad merece la pena sin la participación de otros. La mayoría de las cosas que podrían ocurrírseme involucran de algún modo la participación de otras personas. Ni siquiera lo que se me ocurre suele ser únicamente para mi. Siempre está la implicación de otros seres humanos.

Así que no puedo dejar de relacionarme e incluso de co-crear con los demás y sin embargo las relaciones parecen ser un asunto complicado. Parecería que los seres humanos fuéramos más hábiles en dificultarnos la vida los unos a los otros, que en facilitárnosla.

Soy de la idea de que en la cuestión de relacionarse existe mucha inconsciencia, es decir, formas de comportamientos, maneras de afectarse, de responder que no es siempre lo que queremos, lo que esperamos… de nosotros mismos y de los demás.

Y curiosamente cuando dos seres humanos se unen en algún tipo de sentimiento, o de proyecto, o incluso de diversión.. el placer es infinito. Por más que alguien pueda disfrutar consigo mismo, cuando esto se comparte, el disfrute es mucho mayor.

La manera en que uno crea enganches, dependencia, culpa, sufrimiento… en relación con los demás, en muchas ocasiones parece algo ajeno a nosotros mismos y como si ocurriera de por sí y casi siempre por acciones de los demás.

Aprendemos a relacionarnos desde que nacemos. Cuando somos niños absorbemos y aprendemos de los modelos relacionales que nos rodean. Aprendemos a desempeñar roles que van configurando carácter e identidad, y más tarde, cuando elegimos nuestras relaciones, son demasiadas las veces que con personas diferentes nos hallamos siendo los que éramos, desempeñando el mismo papel que hacíamos…

Parece claro, por otro lado, que estamos haciendo un intento de crear nuevos modelos relacionales. Por ejemplo ahora algunas parejas lo son, pero no viven juntos, en el ámbito laboral los directivos buscan nuevos modelos de liderazgo, los educadores se hallan abocados a nuevas formas de autoridad en relación con sus alumnos, etc.

Curiosamente algunas personas se relacionan bien en unos contextos y bastante mal en otros. Escucho muchos ejemplos de esto. Personas que les va muy bien y son líderes en su trabajo, pero sin embargo lo llevan mal a nivel de pareja. Algunos que tienen buenos amigos pero temen y limitan la intimidad. Algunos son muy buenos en las distancias cortas, pero no se sienten bien en círculos sociales, etc.

Las relaciones de trabajo, por ejemplo, generalmente no las eliges y sin embargo son muchas horas las que se comparten con los jefes, compañeros y/o subordinados y a veces, cuando no funcionan bien, son el mayor motivo de stress e incluso de ineficacia laboral.


Y.. son tantos los ejemplos de distorsión, conflicto y dolor que todo esto debería dar que pensar.

Se habla de comprensión, de tolerancia, de ponerse en la piel del otro, etc.., aunque esto es bastante difícil cuando alguien se siente atacado, intimidado.. y casi siempre parece ser que es el otro el que tendría que cambiar.

En mi experiencia como profesional de la ayuda, algo que he aprendido ineludiblemente es que en una relación la persona tiene como mínimo el 50% de responsabilidad. Esto es mucho y de hecho he observado muchas veces que cuando la persona se hace cargo de su responsabilidad en la relación y actúa desde si misma, aportando variantes, las relaciones pueden cambiar mucho.

Esto se explica por el enfoque sistémico que actualmente se aplica en este contexto. Esto es, los seres humanos forman partes de sistemas. En cuanto un elemento del sistema se mueve o cambia todo el sistema se mueve con él, es afectado por este cambio.

Así por ejemplo son muchas las ocasiones en que la queja se sitúa en el otro, de tal manera que se intenta y se anhela el cambio en el otro. Esta actitud genera mucha impotencia y frustración cuando se hacen todos los intentos y aún con eso el otro no cambia. En este tipo de casos, he observado a menudo que cuando la persona se hacer responsable de si misma en la relación y toma sus propias decisiones, sorprendentemente y sin realizar acciones concretas al respecto, el otro, de pronto, decide cambiar.

Cuando exploro e investigo sobre como mejorar el mundo de las relaciones, de cualquier clase, personales y/o profesionales, siempre encuentro que se puede hacer mucho más de lo que parece que se puede, aunque es necesario y muy importante saber cómo.

Así que son las relaciones un área de estudio humano. Los ingredientes a tener en cuenta son muchos y variados: el afecto, las emociones, los sentimientos, las expectativas, la proyección, los juicios, la interpretación. Sorprendentemente bastante a menudo el primer asunto a sanear suele ser la relación con uno mismo. La comprensión de lo que te afecta, la exploración de tu propia manera de responder, el descubrimiento y apoyo de lo que quieres y no quieres, la relación con el cambio, el desarrollo, el miedo o la seguridad…..

Así que incluso en el estudio de las relaciones uno se encuentra consigo mismo. Pero es desde ésta auto comprensión y respeto por uno mismo que empieza a ser posible comprender y respetar a los demás. Tomar consciencia del inevitable proceso de co-creación también invita a adoptar actitudes más tolerantes, límites más flexibles.

Creo que cada persona tiene la responsabilidad y puede construir nuevos modelos relacionales que afecten e impacten en su entorno. Se requiere atrevimiento y deseo de contribuir. También ganas de aprender y mejorar.

En la práctica del Coaching Personal son las relaciones interpersonales uno de los temas más a menudo demandado como área de mejora personal. Por esto, y a pesar de las dificultades que en ocasiones el tema propone, es también una de las áreas mas insistentemente investigada por mí.


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