miércoles, 17 de octubre de 2007

EXPRESAR...


Creo que mi vida ha sido una constante búsqueda de la expresión. Entiendo por expresión algo no únicamente relacionado con que los demás me entiendan, sino también relacionado con el hecho de abstraer para mi misma aspectos de mi mundo interior que siento como experiencia, pero que no siempre hallan el cauce y el momento apropiado de expresión.

He notado en la observación de la expresión de otros, que cuando lo hacen, emergen mundos apasionantes, casi siempre repletos de sentimientos, y con formas de expresión únicas y sorprendentes.

Las experiencias de expresión personal, libre y fluida, son para mi las más significativas y algo que siempre busco en la experiencia. En toda esta trayectoria me he fijado en mi misma en los momentos en que esta se da, y encuentro ejemplos sobre todo en relación con mi trabajo, donde me sorprendo a menudo expresando cosas que ni siquiera sabía que sabía, y aprendiendo de mí, mientras me expreso. También encuentro ejemplos de esto en conversaciones inesperadas con amigos, y en momentos de conexión, como por ejemplo, escribiendo, haciendo barro e incluso cocinando.

También me resulta liberador cuando puedo expresar mis emociones, lo que siento, o lo que estoy creyendo, aunque de fondo sepa que pueda estar equivocada, o aunque también sienta de antemano que a alguien podría no gustarle.

A veces parece la simple necesidad de soltar emoción, presión, o lo que sea que esté pasando en mi mundo.

En muchos momentos de la historia de la humanidad la expresión de las personas ha sido coartada y lo sigue siendo. Sin necesidad de recurrir a hechos históricos, que lo muestran continuamente, también, en nuestra vida cotidiana, en las familias, en los colegios, en el entorno social, en el trabajo, parece que siempre algo estará mal visto, y las consecuencias de esto pueden ser devastadoras: te castigo, no te quiero, te rechazamos, estás loc@, despedid@, etc, etc..

Así que son muchos los ejemplos donde las personas tenemos la oportunidad de aprender a esconder nuestro mundo, a esconder lo que pensamos y sentimos. A expresar únicamente lo que parece correcto, lo que puede dar resultado,…

Tanto es así que las personas aprendemos a ocultar y a veces esto llega a tal extremo que nos ocultamos a nosotros mismos de nosotros mismos… es decir, llega un momento en que para uno mismo resulta difícil hallar cuales son los verdaderos pensamiento o sentimientos, de tal manera, que aún con la intención de expresarse, resulta difícil entrar en conexión con lo que realmente uno diría o haría.


El mundo interior es complejo, pero ineludible. Para mí, es esta complejidad precisamente la que hace tan interesante al ser humano, y creo que, como seres humanos, y aún a riesgo de equivocarnos, la expresión es fundamental.

Cuando alguien se expresa, también se conoce y se investiga a si mismo. La respuesta del mundo ante lo que expresa, puede ser o no ser lo importante. Siempre es curiosa y te devuelve, a través de los demás, algo de ti mism@.

Pero es aún más interesante el sentimiento de darle forma a algo, de organizar el propio mundo, de notar la coherencia de tu existencia a través de lo que expresas.

Creo que en nuestro mundo es importante aprender a encontrar cauces de expresión. Ensayar, equivocarse, reintentar, y descubrirse.

De la misma manera, y como la otra cara de la moneda, parece también relevante aprender a invitar, estar, participar, aprender y disfrutar de la expresión de otros.

Siempre he sabido que el blog era un reto de expresión para mí. Pero creo que también para las personas que lo leen.

Aprender sobre Life Coaching es aprender a mejorar uno mismo y sus circunstancias. Para ello es significativa la habilidad para notar, entender y expresar el mundo interno.

Una forma de expresar es compartir ideas y mostrar formas de pensar.

Seguiré estando aquí, aprendiendo a compartir mi mundo y retándote a ti a que también lo hagas, con el fin de crear un espacio de expresión, que nos enseñe a todos un poco más acerca de esto de vivir.




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